Cuando las cosas van bien, y parece que seguirán por ese rumbo, no resulta lógico pensar en recesiones. Pero conviene hacerlo, sobre todo porque los riesgos económicos, según lo ha demostrado la historia, aparecen de forma periódica como parte natural del devenir económico, político y social.

Esto no significa que tengamos que vivir temerosos de lo inevitable. Significa que podemos ser proactivos y elaborar planes de contingencia para proteger a la organización del impacto de los riesgos económicos y así sobrevivir o incluso salir fortalecidos de un periodo de recesión.

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Si bien este año 2022 responde a las expectativas y se comporta como año de reactivación económica en todo el mundo, signos como la generalizada inflación que vive el planeta o la incertidumbre que genera la transición de los combustibles fósiles a formas más limpias de energía son eventos que tienen la capacidad de generar riesgos económicos en cualquier momento, aun cuando el comportamiento general sea bueno.

Con estas consideraciones en mente, proponemos una estrategia para elaborar un plan de contingencia para ser usado por todo tipo de organizaciones, que las preparará para afrontar eventuales riesgos económicos que no necesariamente resulten disruptivos y apocalípticos. También amenazas leves pueden erosionar las finanzas de una organización, y si se pueden evitar ¿por qué no hacerlo?

Riesgos económicos – 12 pasos para afrontarlos

La creación de un plan de contingencia para afrontar riesgos económicos tendría que ser un tema que encabece la agenda de todas las organizaciones, pero especialmente de las pequeñas y medianas por obvias razones.

El propósito, reiteramos, no es pensar que lo peor está por venir. Es, según reza una recurrida frase, “esperar lo mejor, pero prepararnos para lo peor”. El resultado no puede ser otro que la seguridad y tranquilidad que da operar en un ambiente en el que todos los riesgos han sido considerados.

En cuanto a los riesgos económicos, el plan de contingencia para gestionar posibles riesgos corporativos se puede desarrollar en doce pasos divididos en cuatro etapas, así:

Establecer los márgenes mínimos de operación

Se trata en esencia de determinar qué es lo mínimo que se necesitará para operar. En este sentido, avanzamos en el plan de contingencia con estos cinco pasos:

1. Revisar el número mínimo de empleados para un periodo de recesión

Para establecer este margen, la Alta Dirección prestará especial atención a empleados clave que resultan imprescindibles. Recursos Humanos, por otra parte, junto con el área de producción, fijará un mínimo de empleados y así el punto en el que se congelaría la contratación.

Igualmente, el área de TI informará sobre las tareas que pueden ser automatizadas o digitalizadas, acelerando procesos de Transformación Digital para reducir el número de empleados sin que se afecte en alto grado la capacidad operativa.

Finalmente, cuantos más trabajadores desarrollen sus tareas desde casa, mejor. Esto disminuye costes directos para la organización.

2. Revisar planes de compensación

Algunos beneficios, incentivos y planes de compensación, que resultan naturales en periodos de franca bonanza económica, pueden ser suspendidos, revisados o eliminados, dependiendo de la conveniencia, durante una fase de recesión.

El objetivo es optimizar los recursos y mejorar la salud financiera de la organización, asegurando los recursos mínimos que requiere la operación. Este es un proceso que requerirá, por supuesto, el apoyo de los trabajadores y especialmente de organismos internos, como sindicatos, que los representen.

3. Disminuir actividades que no agregan valor

La carga de trabajo a veces no ayuda a medir la necesidad, la importancia o el coste de actividades como las reuniones o juntas. En periodos de recesión, no obstante, el tiempo y el precio –porque tienen un coste- de muchas de estas actividades sobresale cuando de lo que se trata es de ajustar el cinturón.

Aprender a realizar reuniones eficaces y adaptar los formatos, como las reuniones virtuales cuando requieren desplazamientos desde otras ciudades, son una forma de disminuir costes y aumentar la productividad.

4. Minimizar el riesgo de incumplimiento financiero

Una señal segura de problemas económicos en una organización es el incumplimiento de sus obligaciones financieras. Obligaciones con bancos, proveedores, inversionistas… Así es que es necesario establecer el valor mínimo que se requiere para garantizar la atención de estas acreencias.

Pero es preciso entender que la recesión es para todos. Así que es necesario monitorear el comportamiento de proveedores que pueden verse afectados por la crisis y por ello suspender o disminuir el suministro. Los clientes también pueden disminuir sus hábitos de compra o simplemente dejar de adquirir los productos y servicios, aun cuando se hayan suscrito contratos.

5. Congelar y subcontratar

En periodos de recesión, las organizaciones que mantienen sus precios tendrán mejores oportunidades que las que se ven obligadas a subiros por la presión de la inflación, elemento a vigilar en esos momentos. Para hacerlo, es importante mantener contratos que cubran o protejan los precios de las materias primas o insumos. Subcontratar actividades como contabilidad, Recursos Humanos, transportes e incluso algunas de transformación o producción es una forma de garantizar la operatividad en tiempos de dificultades.

Tomar decisiones revisando los informes contables y financieros

En una segunda fase de este plan de contingencia para afrontar riesgos económicos, nos enfocamos en los informes financieros y contables, y las decisiones que con base en ellos se pueden tomar:

Hoy no estamos frente a una recesión, pero los hechos recientes muestran la necesidad de considerar los riesgos económicos. Aprende cómo en 12 pasos #RiskManager #GestiónRiesgos Clic para tuitear

6. Evaluar los activos

No todos los activos adquieren la misma importancia. En el Balance General encontramos activos de gran valor económico, pero escaso valor estratégico. Otros, por el contrario, tienen un alto valor para la operación, aunque su coste comercial sea bajo. En otras áreas, diferentes a producción, encontramos activos suntuosos o innecesarios.

El propósito en este paso es identificar los activos que pueden ser transferidos, cedidos o vendidos en un momento dado, para mejorar los indicadores de liquidez y disminuir costes operativos que su tenencia ocasiona.

7. Mejorar la liquidez

El primer indicador que alerta sobre el impacto de riesgos económicos es sin duda el de liquidez. El dinero en efectivo siempre dominará un escenario de recesión. Así que tomar todas las acciones pertinentes, además de las ya contenidas en este informe, para mantener un nivel de liquidez apropiado, mejorará la relación y la confianza de proveedores, inversionistas, bancos y organismos reguladores. Pero especialmente de los clientes.

Poner el plan en marcha

Hasta el momento, hemos avanzado en una etapa de análisis DAFO y de planificación, pero es necesario considerar lo que se debe hacer, en la práctica, en el momento en que prevemos lo que sucederá cuando los riesgos económicos sean evidentes:

8. Disminuir costes

El plan debe incorporar una serie de medidas diseñadas para disminuir costes. Estas iniciativas deben ser categorizadas de acuerdo con el ahorro que produzcan, pero también con la capacidad que tengan para paralizar o ralentizar la operación.

Reducir el número de empleados, sobre lo que ya hablamos, es por ejemplo una acción que indudablemente puede disminuir la producción. En su momento se evaluará si, de todos modos, la producción disminuirá por causa del momento económico.

Publicidad, marketing, mantenimiento de infraestructura, donaciones, viaje y gastos de representación son, entre otros, rubros en los que se puede recortar si la situación se prolonga más de lo esperado.

9. Fortalecer las relaciones

Con proveedores y con clientes. Los periodos de recesión ofrecen esa oportunidad: fortalecer vínculos y afianzar la relación con las organizaciones y personas que transitan a nuestro lado la parte difícil del camino. Recordemos una vez más: los riesgos económicos atacan a todos. Lo importante es estar preparados y llevar de la mano a nuestros aliados en los dos sentidos. Los beneficios de establecer estas sólidas relaciones con clientes y proveedores se apreciarán cuando regresen los buenos tiempos.

10. Ser claro con la fuerza laboral

Los empleados son los primeros en ponerse nerviosos en tiempos de incertidumbre. Ellos son los que más necesitan información clara, transparente, actual y precisa. Necesitan saber si sus puestos de trabajo se conservarán, si el pago de los salarios está asegurado o si pueden hacer algo para ayudar.

Los trabajadores representan el mayor coste en la mayoría de organizaciones y a la vez son la mayor fuente de reducción. Así es que, en este momento en el que ya el impacto de los riesgos económicos es una realidad, es importante que todos, organización y empleados, sepan cuál es el futuro inmediato.

11. Modificar los procedimientos de adquisiciones

La forma en que la organización pacta con sus proveedores y la manera en la que se gestionan las adquisiciones cambian en tiempos de recesión. Es probable que algunos contratos se renegocien, se obtengan mejores precios o se disminuyan los consumos en la medida en la que la producción también disminuya.

Recuperarse del impacto de los riesgos económicos

Como resultado de la aplicación de los 11 pasos anteriores, la organización ha sobrevivido y tal vez se ha fortalecido. Un último paso en el plan es poner el motor nuevamente en máxima potencia, encender todas las luces y volver al rumbo del crecimiento. Para ello, será necesario:

12. Acelerar poco a poco e ir con precaución

Nuevas inversiones, incrementar la contratación o subir la producción son medidas que deben obedecer a la observación del panorama, a la revisión de las cifras, a lo que el sentido común aconseje y a lo que muestren las evaluaciones de riesgos.

Entonces, las organizaciones que cuenten con dos elementos estarán mejor preparadas para afrontar riesgos económicos: la adopción de herramientas que automaticen los sistemas de gestión y los digitalicen, adoptando modelos de Transformación Digital.

Por otra parte, contar con profesionales formados y capacitados para afrontar riesgos económicos y otros en todas las áreas, sin duda fortalecerá la capacidad de la organización para enfrentar las amenazas.

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