Dentro de la gestión de riesgos, el mapa de riesgos continúa siendo una de las herramientas más útiles y funcionales. El mapa de riesgos indica de forma gráfica los riesgos a los que está expuesta una organización, de acuerdo con la probabilidad de ocurrencia y el impacto negativo que pueden ocasionar. La información así presentada permite identificar con rapidez los principales riesgos y actuar en concordancia con su importancia.

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El mapa de riesgos hoy es considerado como una herramienta muy básica. Pero lo cierto es que si lo hacemos de forma adecuada y en base a información confiable y oportuna, permite visualizar cuellos de botella en los procesos, identificar los orígenes de los problemas, analizar la relevancia de los riesgos y el impacto que pueden tener en los objetivos de negocios establecidos por la alta dirección.

Veamos qué pasos es necesario seguir para obtener el máximo provecho de nuestro mapa de riesgos.

¿Cómo obtener el máximo provecho de un mapa de riesgos?

El gran valor del mapa de riesgos se encuentra en la forma en la que se presenta, que permite reconocer con una mirada los puntos críticos en la gestión de riesgos. Para desarrollar un mapa de riesgos y obtener su máximo beneficio, podemos seguir los siguientes pasos:

Identificar los riesgos correctamente en toda la organización

El mapeo de riesgos se realiza para, entre otros objetivos, establecer riesgos y niveles de riesgo en diferentes áreas de la organización. Si no compartimos la labor con los directores de área o con los encargados de procesos críticos en los diferentes departamentos, es probable que el mapa de riesgos no pueda cumplir con su cometido.

  • Obtenga una definición clara y consistente de lo que es el riesgo.
  • Adopte una metodología común para evaluar la importancia del riesgo.
  • Limite el alcance de la investigación de riesgos.
  • Identifique las principales actividades de la organización.
  • Identifique los riesgos que pueden afectar a esas actividades.
  • Evalúe los riesgos con y sin acciones para minimizar el impacto o la probabilidad.
  • Identifique los posibles tratamientos a implementar para reducir el impacto o la probabilidad.

Confrontar la información del mapa de riesgos con otros métodos

El diagrama de causa-efecto, el análisis de árbol de fallas, el análisis modal de fallos y efectos (AMFE), o el análisis de causa raíz son algunos de los modelos de evaluación de riesgos que pueden tenerse en cuenta. El mapa de riesgos, para que sea eficaz, debe corresponder con la información obtenida por alguno o todos los métodos mencionados.

Entonces, ¿para qué realizar un análisis si otro ya nos proporcionó la información que necesitábamos? Porque todos estos modelos son complementarios entre sí. La gestión de riesgos es, en un determinado punto, subjetiva, y por eso requiere de todos los puntos de vista posibles.

Además, un método avala o confirma la veracidad del otro. La gran ventaja del mapa de riesgos, repetimos, es la forma visual, gráfica con que presenta sus conclusiones. De ahí su importancia. Pero la consistencia de sus datos aumenta, en la medida en que otros modelos, cada uno con sus ventajas y limitaciones, así lo corroboren.

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Revise su mapa de riesgos periódicamente

Tanto el mapa de riesgos, como cualquier otro modelo de evaluación, elaborados hace un año, hoy no son de apenas utilidad. La gestión de riesgos es dinámica, porque los riesgos lo son. Lo que hoy es un peligro, mañana puede ser una oportunidad o sencillamente no existir. Y lo que hoy es una oportunidad, dentro de dos meses puede ser un riesgo crítico.

Por ello, el mapa de riesgos debe revisarse de acuerdo con el entorno de la organización. En algunas, las condiciones son poco proclives al cambio, en tanto que en otras, la situación se altera fácilmente. Por eso es importante revisar y confrontar constantemente. Los profesionales en gestión de riesgos saben que debe ser así.

Actuar en base a la información del mapa de riesgos

De nada sirve elaborar el mejor mapa de riesgos del mundo si no se toman en cuenta sus resultados y no se implementan las acciones correctivas para tratar los riesgos de alto impacto y alta probabilidad de ocurrencia.

El mapa de riesgos y sus resultados deben ser compartidos en todos los niveles y en todas las áreas de la organización. Debe convertirse en la bitácora para la toma de decisiones desde la alta dirección hasta los niveles inferiores de la organización.

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