Las organizaciones que funcionan bien son aquellas que incorporan sistemas de gestión en todas las áreas y a todos los niveles. Para que estos sistemas de gestión cumplan con los objetivos deseados, se requiere de un gran auditor interno de calidad, no uno apenas bueno.

Pero, ¿dónde está la diferencia?, ¿qué hace que uno sea un gran auditor interno de calidad y otro apenas pase por bueno? Hoy conoceremos 6 criterios clave que hacen que un auditor interno de calidad sea excelente y gracias a su tarea logre optimizar y obtener el mejor provecho del sistema de gestión de la calidad.

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6 criterios que distinguen a un gran auditor interno de calidad

La función principal de un auditor es generar un informe preciso, que se ajuste a la realidad y que preste atención a todos los detalles, por pequeños que parezcan, que representen un hallazgo o una no conformidad.

Para ello, el que consideremos un gran auditor interno de calidad, debe elaborar un plan de auditoría, adoptando un enfoque basado en procesos, y que considere todas las operaciones de la organización.

Así, el informe de un gran auditor interno de calidad, a diferencia del producido por un auditor aceptable, presenta evidencia objetiva, rastreable y confiable, que genera confianza entre los clientes y sirve como respaldo de sus sistemas de gestión y su eficacia.

Hablamos de 6 criterios para identificar a un gran auditor interno de calidad. Veamos cuáles son:

Conocimiento de los productos

Antes de iniciar su tarea, un gran auditor interno de calidad debe conocer la organización que va a auditar, sus productos y los conceptos básicos de su funcionamiento. Esto incluye obtener alguna experiencia en la industria específica con la que tratará y un conocimiento profundo del producto elaborado comparándolo con otros similares en el mercado.

Experiencia y conocimiento de diversos negocios

Un gran auditor tiene la capacidad de realizar su trabajo en organizaciones de cualquier sector de la economía, sean estas industriales, comerciales o de servicios.

Un auditor que permanezca encasillado en su zona de confort y no intente adquirir nuevos conocimientos, tendrá menos posibilidades de ofrecer informes detallados, relevantes para la organización y para sus sistemas de gestión.

Veracidad y honestidad

Las organizaciones utilizan la auditoría interna por varias razones. Una de ellas, tal vez las más frecuentes, es obtener una certificación. Otra es cumplir con los requisitos de una norma internacional. Algunas obedecen a objetivos puntuales.

En todas ellas, el interés de la organización que contrata la auditoría es el mismo: conocer la verdad acerca del cumplimiento de sus procesos con respecto a los requisitos de las normas internacionales y la eficacia de sus sistemas de gestión.

Existen criterios que diferencian a un buen #AuditorInterno de uno apenas bueno. ¿Cuáles son? Hoy revelamos los 6 más importantes: Clic para tuitear

Conocimientos actuales

Aun un gran auditor interno de calidad, no tendrá la respuesta a todas las preguntas. Pero si podrá encontrar la respuesta con prontitud, ya que sabrá en donde buscarla. Un auditor de alto nivel, cuenta con una vasta red de contactos – otros auditores, bibliotecas de documentos, expertos, consultores —, con los cuales actualizará y aumentará sus conocimientos día a día.

Saber preguntar

Cuestionar y preguntar son dos herramientas muy útiles para cualquier auditor. Los auditores deben hacer muchas preguntas, y algunas de ellas pueden resultar incomodas para el auditado. Pero no es excusa para que el auditor ofenda o maltrate a los empleados a los que está consultando. Es en este momento en que el buen auditor interno de calidad debe tener tacto, sutileza y una gran habilidad para obtener información confiable sin herir la susceptibilidad de sus entrevistados.

Congruencia del auditor

En organizaciones grandes y complejas es importante que exista cohesión entre el auditor, el equipo de auditoría y los profesionales en gestión de la calidad, por ejemplo. Esto se logra con el tiempo, ya que el auditor acumula experiencia, conocimiento del negocio y forma una relación con el equipo interno de trabajo en los diferentes sistemas de gestión.

Sin embargo, pasado un tiempo, puede ofrecer mayores beneficios, contar con nuevos ojos para acometer la tarea de la auditoría interna. Es la Alta Dirección la encargada de determinar cuando se ha alcanzado el punto máximo de experiencia y conocimiento y resulta oportuno renovar el equipo de auditores.

Abarcar todo el contexto interno y externo

El conocimiento y el alcance de la auditoría debe ir más allá de los límites de las instalaciones de la organización. Un buen auditor interno de calidad debe observar el contexto interno y externo de la organización. Esto incluye, dependiendo de la norma auditada, conocer proveedores, clientes, sus expectativas y sus necesidades y definir si son o no parte interesada en el sistema de gestión que se pretende avalar.

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La formación y la capacitación son otros dos pilares que contribuyen a la excelencia de un auditor interno.

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