Para ser un buen auditor de calidad hay que contar con competencias y habilidades que permitan desarrollar la labor auditora de manera óptima y que se garantice la mejora continua del sistema.

El conocimiento se convierte en la fuente principal para lograr las capacidades necesarias; pues saber cómo funciona un proceso de auditoría, no solo sirve para llevarla a cabo, sino también para poder resolver cualquier obstáculo que pueda surgir en la tarea y para contar y ofrecer la confianza requerida para superarla con éxito.