Gestión Estratégica

Hablando de Gestión Estratégica, tenemos que hablar de Marcos Quinto, presidente de Coca-Cola España y Portugal.

Marcos Quinto es economista, con la especialidad en econometría, cuenta con un máster en Dirección de Empresas por el Instituto de Empresa de Madrid.

Actualmente es el presidente de la División Ibérica de Coca-Cola, compuesta por España y Portugal, y que ocupa el segundo lugar en ventas en Europa y el sexto en el mundo.

De Quinto comenzó su trayectoria en la compañía en el año 1982 donde ocupó diversos cargos en el área de marketing. En 1998, entra a formar parte de BSB Advertising, como director para el sur de España.

En 1990 regresa a Coca-Cola España donde desempeña, primero, el puesto de director de servicios de marketing y, más tarde, en 1992 inicia su aventura profesional internacional.

Desde el año 1992 hasta el 1996, trabajó como director de marketing, primero con base en Tailandia para la zona del sureste y oeste de Asia y luego en Alemania. A continuación, regresa a España para desempeñar la función de director general hasta enero de 2000 en que asume la presidencia de la División Ibérica.

La ejecución estratégica sostenible

Todas las empresas siguen una estrategia aunque no se haya definido. El mercado es un panorama cambiante al que hay que adaptarse constantemente. Muchas pymes desarrollan este proceso de forma constante y, a veces, inadvertida. Sin embargo, cualquier empresa de relativa entidad está “obligada” a formalizar, de algún modo, su estrategia como su proceso de formación a fin de obtener el máximo rendimiento de sus equipos.

Marcos de Quinto cree “más en los individuos, en su talento y actitud que en los procesos” en base a que un equipo experimentado, de alto rendimiento, está de forma continuada revisando la estrategia e implementando tácticas.

En Coca-Cola existen procesos de planificación que se derivan de las necesidades de manejo de la organización a nivel mundial. De este modo, cada año, presentan un plan tri-anual que cubre los tres ejercicios siguientes.

El presidente de la División Ibérica de Coca-Cola comenta que su equipo “interactúa constantemente” y que “no hay silos”. Asimismo, expresa que le gusta que todos sus trabajadores “estén al tanto de todo”, independientemente del área en el que cada uno ejerce en última instancia su responsabilidad”. Esa es su forma de practicar su liderazgo. En este sentido, esta situación hace que su equipo de dirección tenga una visión integral del negocio, que sumado a su alta cualificación en sus respectivas funciones “dé como resultado un cóctel imbatible”.

En su caso, su equipo elabora su estrategia y planes en función del día a día con la experiencia y el nuevo conocimiento que van adquiriendo así como con la perspectiva global que el aporta ser parte de la “multi-local” Coca-Cola.

El talento de los empleados de Coca-Cola fluye en todos los niveles de la organización y lo que más le preocupa es que las buenas ideas se pierdan por culpa de la burocracia o los egos.

De Quinto no entiende lo que significa que una empresa sea innovadora. Para él lo verdaderamente importante es que una empresa “sepa adaptarse” tanto a los tiempos de bonanza como a las crisis, es decir, adaptarse a los cambios de entorno y, sobre todo, adaptarse a sí mismas.

Los directivos del futuro han de saber moverse “seguros y confiados en la ambigüedad” ya que lo convencional, en sus palabras, “está abocado al fracaso”. Actualmente, solo triunfa lo diferente pero “no todo lo diferente triunfa”. La táctica es la que dicta la estrategia.

[Tweet “Conviértete en un directivo del futuro, se seguro y aléjate de lo convencional”]

Hoy en día, todas las capacidades están en la red y se puede acceder a cualquier información con un solo clic, por ello, es necesario redefinir las ventajas competitivas de nuestra empresa con respecto a otra ya que todo es “replicable”. Para este directivo, la única ventaja competitiva que distinguirá a las organizaciones con éxitos es la “velocidad”, la rapidez con la que se tomen las decisiones, el aluvión de ideas en esa tormenta de propuestas que harán avanzar a la empresa.

Su postura, en base a los estudios recibidos y aficiones, es una mezcla entre la lógica matemática y la ilógica filosófica que resulta el hecho de no saber medir lo verdaderamente importante: la felicidad. El ser humando busca en última instancia ser feliz. Cuando compra algo o se introduce en alguna idea… su objetivo final es conseguir ser cada vez más feliz. De aquí surgió el Instituto Coca-Cola de la Felicidad. Según De Quinto, en un futuro, la felicidad será “la variable más relevante por la que se medirá el nivel de bienestar de una sociedad por delante del PIB”. Se trata de una acción innovadora que está dando resultados.

Disponer de recursos supone una indudable ventaja a la hora de alcanzar determinados objetivos estratégicos. No obstante, una empresa puede no contar con los recursos suficientes pero sí con la imaginación adecuada para desgranar una idea.

La estrategia de Coca-Cola y su visión “no es algo inamovible” sino que se basa en trabajar conjuntamente hacia ese fin independientemente del resultado final. Los dos grandes retos a los que siempre se han enfrentado y van a seguir enfrentándose es “cómo llegar a sus consumidores física y químicamente”.

El talento es la variable “más crítica” en cualquier empresa. Con talento se puede llegar tan lejos como se quiera. Para De Quinto, trabajar con gente diferente e integrarla en un equipo es una tarea ardua, pero es el reto o ambición del directivo que pretende sacar lo mejor de cada uno o del conjunto del mismo. Nada une más a un equipo que una causa común.

Cuando las personas siguen ancladas en los pensamientos de las marcas, se acaba pensando por marcas y organizando su trabajo en pro de ellas. De esta forma, “se infravaloran amenazas u oportunidades transversales” a las cuales escasamente se les dedican recursos o atención y es un “grave error”.

Siempre se refiere a Coca-Cola como a una “resultado-cracia”, es decir, cuando saben conseguir buenos resultados para la empresa, se sienten con la autosuficiencia de decidir por su cuenta lo que juzgamos mejor para su unidad de negocio. Su libertad de acción supone conseguir los resultados previstos.

Este directivo, asegura que mantiene una comunicación constante con sus trabajadores y realiza frecuentes reuniones informativas para saber los objetivos y metas a alcanzar. En esta línea, expresa que tampoco es correcto tomarse todo demasiado en serio sino que hay que trabajar conjuntamente con todas las áreas.

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