Liderazgo

¿Qué es lo que impulsa a las personas a convertirse en líderes? Ante esta pregunta existen estudios que dicen que el 10% tienen un don natural, el 5% se convierten en líderes por el resultado de una crisis y el 85% por influencia de otro líder.

Estas cifras sobre el origen del liderazgo son totalmente fiables. Un grupo entra en contacto con el liderazgo porque su organización atraviesa una crisis y sienten que tienen que hacer algo al respecto, otros poseen un don natural, pero la gran mayoría emergen por el impacto que otros líderes causaron en ellos siendo sus mentores. En esto radica la ley de la reproducción: se necesita un líder para levantar a otro líder.

El ejemplo de que se necesita un líder para levantar a otro líder lo podemos encontrar en el fútbol americano. Diez directores de la NFL pasaron un año o más trabajando con el tres veces campeón del Super Bowl Bill Walsh. Cinco directores de la NFL han tenido relación directa o indirecta con el dos veces ganador del Super Bowl, Tom Landry.

Casi todos los directores exitosos de la NFL han trabajado algún tiempo con otro líder fuerte que les enseñó y les sirvió de ejemplo. En definitiva, se necesita un líder para levantar otro líder.

No todos los líderes forman a otros líderes. Esto puede suceder por muchas razones:

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  • Simplemente no reconocen el gran valor de la formación de líderes.
  • Prestan tanta atención a sus seguidores que no les queda nada para su personal clave.
  • Para otros el problema real es la inseguridad.

La ley de la reproducción mediante un ejemplo

Existe una historia que ilustra la ley de liderazgo de la reproducción. Es la historia de David y Goliat.

Cuando los ejércitos de los filisteos enfrentaron al rey Saúl y al pueblo de Israel, Goliat, un guerrero enorme y poderoso lazó un reto: dijo que pelearía con el mejor campeón de Israel en una batalla en la que el perdedor pasaría a ser el siervo del ganador. Este reto fue aceptado por David, un humilde y joven pastor. David, dispuesto a enfrentarlo, le lanzó una piedra con una honda al gigante, lo derribó y le cortó la cabeza con la propia espada del gigante.

¿Sabéis como continua esta historia? David creció, llegó a ser un guerrero y más tarde se convirtió en rey. En el camino formó un grupo de grandes guerreros, llamados “los valientes de David”. De ellos, al menos cinco se transformaron en destructores de gigantes, igual que su líder. Saúl, el rey anterior nunca actuó así.

[Tweet “Se necesita un líder para levantar a otro líder”]

Liderazgo: Enseñar y reproducir

El autor de “Las 21 leyes irrefutables del liderazgo”, John C. Mazwell vivió en el hogar de un gran líder, su padre. Su padre le transmitió muchas enseñanzas:

  • Cómo trabajar con las personas.
  • Entender las prioridades.
  • Desarrollarse a sí mismo a través de un plan de desarrollo personal.
  • Pagar el precio del liderazgo.

Todo esto procede de su enseñanza, pero otras muchas cosas de las que aprendió proceden del hecho de vivir con él, estar cerca de él, observar cómo interactuaba con los demás y conocer su forma de pensar.

Durante toda su vida estuvo aprendiendo cosas del liderazgo y ha contado con grandes líderes que han ejercido como mentores y que le han ayudado a seguir aprendiendo.

Para desarrollarse como buen líder una persona debe pasar tiempo con los mejores líderes que pueda encontrar. Para una persona que está empezando lo mejor es pasar tiempo con personas de su mismo campo profesional para poder dominar los elementos más básicos de su profesión. Más tarde, lo ideal es aprender de liderazgo con personas de otras profesiones. No importa la profesión, los principios de liderazgo son los mismos.

Formar a líderes

Si un líder levanta a otros líderes mejorara él mismo como líder. Los líderes que forman líderes:

  • Ven todo el panorama.

Cualquier mentor eficaz en el campo del liderazgo hace de la formación de líderes una de las prioridades más importantes de su vida. Comprende perfectamente que el potencial de la organización depende del crecimiento de su liderazgo. Las oportunidades de éxito dependen de la cantidad de líderes que haya.

  • Atraen líderes potenciales.

“Los líderes no llegan en tropel. Es necesario encontrar uno a la vez”. Estas palabras son de Ross Perot, político y empresario estadounidense. Aunque esto es cierto, como también sugiere la ley de liderazgo del magnetismo, si una persona desarrolla sus capacidades de liderazgo primero, estará en condiciones de atraer personas con potencial de liderazgo. Al hacer esto y ganarse el respeto de estas personas, podremos tener la oportunidad de ayudarlas a convertirse en mejores líderes.

  • Crean el ambiente ideal.

El ambiente es de gran importancia y tiene gran valor para un líder mentor, por ello es esencial contar con un ambiente en el que se valora y se enseña el liderazgo. Este tipo de ambiente sirve para expresar una visión, ofrecer incentivos, estimular la creatividad, dar lugar a riesgos, y ofrecer responsabilidad. Esto es perfecto para crear una cultura de liderazgo.

  • El impacto se desborda.

Al entender la ley de liderazgo de la reproducción, podemos reconocer su increíble impacto sobre una organización. Una compañía con líderes fuertes, y que se reproduzcan, mantendrá un liderazgo fuerte y en constante mejoramiento.

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Esta ley de liderazgo deja un mensaje claro, el mejor método para convertir líderes es haciendo uso de la reproducción: se necesita un líder para levantar otro líder.

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