Liderazgo

Entre las distintas lecciones de liderazgo presentadas por Steve Jobs para convertirse en un buen empresario, se encuentra la idea de mantener una visión general sin olvidar los detalles. Jobs ponía toda su atención tanto en los grandes proyectos que estuviera trabajando como en los de menor envergadura.

Hay muchos empresarios que son muy buenos a la hora de formarse una visión general de su empresa mientras que otros son profesionales que cuidan y se fijan en el mínimo detalle de la misma. Jobs combinaba ambas aptitudes.

El director general de Time Warner, Jeff Bewkes, afirmó que uno de los rasgos más destacados de Jobs era “su capacidad y su deseo de visualizar la estrategia general a la vez que se fijaba en los aspectos más ínfimos del diseño”.

Como ejemplo, en el año 2000, Jobs propuso que los ordenadores personales debían convertirse en un “núcleo digital” para administrar todos los contenidos del usuario (fotos, música y vídeos) y, de esta forma, es como caviló la idea de incluir a su empresa Apple en el negocio global de los dispositivos personales con su iPod e iPad.

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Diez años después, decidió cambiar su estrategia en la que el planteamiento anterior del “núcleo” iba a ser trasladado a la llamada nube. A partir de ese momento, Apple comenzó a construir un gran complejo de servidores donde todos los contenidos de los usuarios pudieran subirse a esa nube y quedasen regularizados y sincronizados con los demás dispositivos personales.

Lo curioso de todo esto, es que mientras estaba exponiendo estos proyectos, continuaba dándole vueltas a la cabeza a “la forma y el color de los tornillos que irían en el interior del iMac”, es decir, que su grado de perfeccionamiento y de profesionalidad le llevaba a no desatender u olvidarse de otros pormenores igualmente importantes para él. Lo proyectos de gran magnitud conllevan particularidades que los han hecho alcanzar esa posición.

Si los estudiamos al detalle, podremos observar que todos sus productos contienen piezas y utensilios perfectamente trabajados y ejecutados para conseguir un resultado impecable, excelente e insuperable.

¿En vuestro caso, os veis reflejados en la forma de ser de Steve Jobs a la hora de encabezar y dirigir una empresa? ¿Sois de aquellos empresarios que os fijáis tanto en los grandes proyectos como de los pequeños detalles del mismo?

Para ser un buen empresario debemos contar con las aptitudes y estrategias necesarias para ello. Entre las aptitudes destacamos:

  • Emprendedor. Capacidad para iniciar un negocio innovador con el fin de poner en práctica las ideas que tiene y desarrollarlo hasta que se convierta en una realidad.
  • Tenaz. Es aquel que se fija metas y objetivos bien definidos para trabajarlas duramente y alcanzarlas.
  • Organizado. Seguir un plan de trabajo respetando las fechas de la agenda y manteniendo un orden para proyectar mucho mejor las ideas.
  • Independiente. Toma sus propias decisiones y sus riesgos superándose a sí mismo.
  • Innovador. Busca constantemente mejorar y necesita diariamente aprender y renovarse.

La obsesión por el detalle

En el caso planteado por Steve Jobs, durante toda su carrera persistió en la idea de centrar el esfuerzo en lo más importante y olvidarse del resto, aunque esto supusiera renunciar por completo otros proyectos.

El actual empresario tiene que estar preparado para para descartar y mantenerse centrado: solo así se pueden hacer grandes productos y, solo así, se puede llevar al extremo el cuidado por el detalle.

Jobs inculcó a su empresa “la obsesión por controlar cada detalle de la experiencia de usuario”. Esa experiencia que vive el cliente es lo que hace que el producto o servicio que ofrezcamos sea único y diferente a los demás. Para Jobs, lo realmente importante era crear algo diferente al resto. Cualquiera puede hacer una versión distinta de un producto que ya existe en el mercado. Ahora, pocos dudan de que la experiencia que vive el consumidor a la hora de probar un producto sea lo que realmente marque la diferencia.

Perfección e innovación

Esa “experiencia” se inicia en el mismo instante en el que se lleva a cabo el ritual de desembalaje (que también debe ser minuciosamente cuidado y diseñado). Sin duda, de todas las lecciones que nos ha dejado Steve Jobs, la obsesión por el detalle es una las más elogiadas.

En esta misma línea, otro de los elementos que explicaba Jobs (en relación a la visión general sin olvidar los detalles) era prescindir de lo superfluo para conseguir que los productos fueran mejores. La filosofía de trabajo del “todo suma” ha provocado que muchas empresas crean que ninguna de las características de sus productos son innecesarias o superfluas.

En un mundo tecnológico, donde los ingenieros instalaban numerosas teclas y botones para conformar cualquier dispositivo, Jobs se reveló contra la idea de que “cuantos más botones, interruptores y lucecitas, mejor”. Llevaba su estrategia al margen de estos aspectos.

Uno de sus colaboradores, Jony Ive, afirmó que para conseguir esa eliminación de todo lo que no es esencial, había que ser capaz de entender en profundidad la verdadera esencia del producto. Quizás, el fallo de muchas empresas está en no prestar atención a su naturaleza ni a sus raíces.

[Tweet “Y tú ¿perfeccionas o innovas?”]

Evidentemente, para avanzar es necesario tener una visión, pero desde hace algunas décadas, muchas empresas se han olvidado de ello confundiendo la palabra “perfeccionamiento” con “innovación”.

Jobs se posicionó en el lado de aquellos creativos que aun comprobando que había ya productos ideados o parecidos a los suyos, se reinventaban nuevamente. Exprimían su cabeza de forma que idearan un nuevo producto que superara al anterior.

Jobs y su reinvención

Apple no realizó avances en el mundo de la tecnología desarrollando, por ejemplo, ciertos ordenadores o reproductores musicales, sino que creó el iPad o el iPod y todo el modelo de negocio que los rodea. En este mundo en el que se puede decir que ya no hay nada que inventar, el verdadero inventor e innovador se reinventa. Los autómatas no tendrían lugar en su empresa.

Jobs cuenta con más de 300 licencias de Apple lo que constata su alto nivel de involucración en todas las fases del proceso de diseño de los productos de su compañía.

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La visión de las empresas y sus estrategias en el sector de las nuevas tecnologías no debe centrarse a soluciones técnicas sino a la producción de servicios renovadores evitando acudir a terceras personas para acabar, concluir o, incluso, completar alguno de los productos. Jobs se centró en crear y desplegar un servicio desde el principio hasta el final conociendo al detalle cada uno de sus entresijos. Sin olvidar los detalles que hacen que su entidad y sus productos sean, si puede decirse, los mejores del mundo.