Auditor interno ISO 14001

Las universidades preocupadas por el impacto ambiental de sus actividades se apoyan en la norma ISO 14001 para definir e implementar su Sistema de Gestión Ambiental.

Con ayuda de este estándar internacional, las universidades pueden desarrollar de forma voluntaria aquellas actividades y procesos a través de los cuales se controle la incidencia de la actividad docente e investigadora en el entorno.

No sólo les permite definir e implantar el SGA, sino que, al ser la ISO-14001 una norma certificable, pueden verificar por una tercera parte independiente que se cumplen con los requisitos de la norma y, por lo tanto, contar con la certeza de que el sistema cumple con los requisitos incluidos en la norma.

Uno de los principales beneficios para las organizaciones universitarias de la implantación de un SGA basado en la norma ISO14001 es que van a ser capaces de identificar los elementos de su actividad con implicaciones en el entorno y aplicar las actuaciones más adecuadas para gestionarlos y mejorar su desempeño ambiental.

Cuando una universidad se acerca a un estándar con la ISO 14001 es porque hay una preocupación por cómo impactan sus actividades en el entorno y porque hay o se quiere fomentar una cultura de la sostenibilidad en todos los aspectos de la organización.

De este modo la universidad hace patente su compromiso con la sociedad y con el cumplimiento de la normativa vigente en materia ambiental, a la vez que se contribuye al desarrollo sostenible, a la mejora continua y a la prevención de la contaminación.

Así, cuando una universidad se compromete con el medio ambiente que la rodea también adquiere compromisos específicos como:

  • Trabajar en acciones que actúen previniendo, mitigando y corrigiendo los impactos ambientales de sus actividades universitarias.
  • Poner en marcha proyectos específicos que repercuten tanto en sus actividades como en las de terceros y en la sociedad en general.
  • Realizar un seguimiento de los que su actividad desde la perspectiva ambiental.
  • Actuar como promotores de un comportamiento ambientalmente responsable entre sus alumnos, profesores y demás personal.
  • Implicar a sus contratistas y proveedores en la consecución de mejores prácticas ambientales.

 

Como consecuencia, las universidades se transforman en responsables del desarrollo sostenible de la sociedad.